jueves, 22 de septiembre de 2011

Primer Capítulo: Los Nuevos Moradores (Lar Xanti)


Veo al cuerpo del Theras hundirse poco a poco en el río, y quedo amaravillado por los reflejos anaranjados que provoca su pelaje bajo el agua. El cauce baja tranquilo, lento, provocando un suave rumor que bien podría hundirme en un reconfortante sueño. Pero no es tiempo para siestas, y Yared lo sabe:

—Bueno, pues ya está... Ahora volvamos; todos bien juntos, en silencio y sin distracciones —comienza a ordenarnos mientras se ajusta la capa al cuello—. No pararemos hasta llegar. Yo iré por delante y Zarog cerrará el grupo. Que no se os ocurra adelantarme o quedar por detrás de él. ¿Todos listos?
¿Y qué les diremos en cuanto lleguemos? ¿Les contamos lo que ha ocurrido?
—Yo hablaré con la Vieja, pero al resto ni palabra. Nos retrasamos y punto. ¡En marcha!

Rápidamente cruza el vacío a través de uno de los troncos cercanos más gruesos y le seguimos sin demora, temerosos de lo que podemos tener a nuestras espaldas. Me giro y veo a Zarog en la retaguardia, volviendo su vista una última vez hacia la vertiente norte del bosque. He de reconocerlo: que sea él quien nos cubra las espaldas nos tranquiliza a todos.
Llegamos al otro lado y trepamos a la parte más alta de los árboles, por donde avanzaremos a partir de ahora. A buen ritmo, sin emitir el más leve sonido. Todos a una, como un único ente. Miro a mi alrededor y les observo correr y saltar, a mi lado. Me doy cuenta de que soy uno más, mientras una cierta sensación de orgullo me invade, pensando en la confianza que Sar Lantal ha puesto en mí o en la amistad de Yared. Orgullo por poder ayudar a los Sóntur... a pesar de mi origen.

Nos detenemos; Yared ha levantado el brazo. Tomando aire nos sentamos y descansamos en silencio sobre las ramas. Se acerca a nosotros y emite un largo silbido inquisitorio, enfocando la mirada hacia la parte trasera. Zarog, que nos alcanza tras haberse descolgado un poco, emite dos silbidos cortos e ilumina su cristal con una tenue luz verde.

—Está bien, parece que nadie nos sigue —sonríe Yared, relajado al fin—. Podemos continuar a menor ritmo ahora. Estamos muy cerca, no quiero que nos vean llegar apresurados.  
¿Piensas que nos rastrearán? —le pregunto mientras me coloco a su altura, aprovechando que hemos bajado la velocidad.
—No, no creo. Tardarán en darse cuenta que les falta uno, y más aún en confirmar que tenemos algo que ver.
—Menudo día... ¿Y qué habrá encontrado Zarog?
—No lo sé... No confío en él, pero Zarog es muy inteligente; uno de los Sóntur más válidos, aunque nos pese decirlo. Y de gran importancia a los ojos de los Sar. Quizás sepa cosas que nosotros ignoramos... Lo que sí sé es que su comportamiento nos pudo haber causado muchos problemas.

Hay resquemor en su tono, aunque no sé si se debe a la temeridad de Zarog o a la posibilidad de que tenga información privilegiada. A mí eso me da igual; no quiero saber nada de Zarog o de su carga. Tengo otras cosas en las que pensar; asuntos que resolver de un vez por todas...

—Hoy voy a hablar con Xanti.
—Ah, ¿sí? Muy bien, valiente. Eso es todo un logro viniéndo de ti —se burla amistosamente, como tanto le gusta—. ¿Y qué le vas a decir?
—Que... Que creo que me complementa.

Yared se para en seco y me mira, con una mezcla en su cara de sorpresa y diversión.

—¡¿Que le vas a decir qué?! ¿Tú sabes lo que significa eso? Jaja, estás loco de remate... —sentencia meneando la cabeza y volviendo a caminar—. No sé si se lo tomará como una broma o si entrará en cólera. Y bien sabes que eso es muy peligroso.
—Pero en verdad lo creo. Siento que nuestro nexo sería realmente estable y lleno de posibilidades.
—Nalûk... Los Sóntur hemos cambiado mucho con el paso de los Ciclos, y algunas cosas no son o significan lo mismo que antes... El género de cada uno es algo vestigial, por ejemplo. Ya no importa que seas un o una Sóntur. Nada. Y lo mismo ocurre con la complementación... Además, sólo se podría dar si los dos sobrevivieseis al Fin. Y ni aún así sería vital para que perduremos... No te obsesiones con esas cosas ahora; está a punto de finalizar el Desarrollo, vienen días difíciles...
—Tienes razón... pero no soy capaz de quitármela de la cabeza, y no sé por qué... Quisiera demostrarle quién soy, que no soy nada... ¿Qué debería hacer?
—¡Y yo qué sé! Recuerda que sólo sé matar Theras —se ríe arráncandome a mí otra carcajada—. Pero si de verdad quieres hablar con ella sin que te maten... creo que puedo ayudarte.

Se vuelve a detener, pero esta vez lo suficiente como para que todo el grupo se pare, sorprendido.

—¡Hey, Zarog! ¿Qué tal si haces una última incursión para asegurarnos de que todo está en orden? No podemos confiarnos ahora, que estamos tan cerca.
—Humm, puede que tengas razón. Seguid adelante, vuelvo enseguida.

Y se adentra en la arboleda, bulto a la espalda. En cuanto desaparece de nuestra vista Yared silba al grupo y avanzamos de nuevo. Es mi momento.

—Hola Xanti —le saludo mientras me dejo caer a su posición.
—Hola Nalûk... de nuevo. ¿No te cansas de saludar? —me responde con desdén.
—Lo siento... Yo sólo quería... ¿Qué tal está Salah?
—Bien, dentro de lo que cabe... El susto fue importante, pero reaccionó rápido. Como Yared.

Quedo en silencio, hipnotizado. Por sus dos tentáculos que se mecen suavemente al caminar; por su estrecho y brillante cristal.

—Bueno, pues ya está, ya lo sabes. ¿Algo más?
—No... No, nada más, perdona... Bueno, ¡sí! Es verdad, casi lo olvido por completo. Creo que es tuyo...

Desenrosco su capa de mi brazo y se la entrego. Ella la mira sorprendida y la coge con una sonrisa, amarrándola a su cuello.

—Vaya, ¡muchas gracias! Pensé que tendría que hacerme otra... ¿Dónde la cogiste?
—En el claro donde me encontré con Yared. Seguramente se te desprendió cuando echasteis todos a correr...
—Sí, eso parece... Gracias Nalûk, de verdad.

Y me sonríe por primera vez en su vida, haciendo que me olvide de estúpidos Sóntur, sangrientos Theras y Ciclos injustos. Haciéndome sentir bien...
Díselo, Nalûk... Díselo ahora...

—Xanti, quería comentarte algo...
—Dime, dime —contesta automáticamente tocándose la capa, prestándome poca atención.
—Es que verás, creo que...

Un fuerte rugido me interrumpe y nos eriza el pelo a todos. Proviene de una zona algo alejada a nuestra espalda, pero es lo suficientemente fuerte como para que podamos escucharlo con claridad. Alto y nítido. Inequívoco. Un Snort. Y parece cabreado.

—¡Rápido! Corred ahora, ¡hay que regresar cuanto antes!.

Apenas podemos escuchar los gritos de Yared entre los alaridos del Snort. Por lo general, son seres tranquilos e inofensivos. Gigantescos y poderosos, pero inofensivos. Salvo cuando se les perturba, claro. Y si eso ocurre, cuanto más alejado estés mejor.

—Que nadie quede atrás, ¡vamos!
¿Se está acercando? ¿Por qué está tan furioso?
—No lo sé... Quizás le hayan atacado o se haya encontrado con algo...

Quedamos en silencio. Todos caemos en la cuenta al mismo tiempo.

—Zarog...

Los bramidos son cada vez más violentos, mientras veo a Yared corriendo en dirección contraria.

—Voy a buscarle, ¡no me sigáis bajo ningún concepto! Volved y avisad a Sar Lantal. Estad alerta y que todo el grupo huya por el sur si se acerca. ¡Vamos, corred! ¿No me escucháis?.

Pasa veloz entre nosotros y desaparece pronto de nuestra vista. Nos quedamos mirando hacia atrás un instante, pero tiene razón. Tenemos que espabilar. Xanti coge el mando y echamos a correr, con ella al frente. Seguimos oyendo al Snort, aunque cada vez más lejos y, aparentemente, más calmado. Corremos y corremos hasta que, de repente, nos encontramos de golpe con el campamento; justo cuando dejamos de oír gritar a la bestia. Y allí también la han oído, ya que nos espera todo el mundo impaciente. Hemos tardado demasiado, y los gritos del Snort no ayudan a calmar la preocupación.
Veo a Máren surgir de entre la marea de Sóntur que nos aborda y dirigirse directamente hacia mí, sonriendo y abrazándome.

—¡Nalûk! Estás a salvo, menos mal... No debí dejarte cruzar el río —se despega de mí y nos mira aliviada—. ¿Qué ha ocurrido? ¿Habéis escuchado al Snort?
—Sí, sí. No nos cruzamos con él de casualidad.
¿Dónde está Yared? —me pregunta con urgencia.
—Volvió atrás a buscar a Zarog, que había quedado retrasado. ¿Por qué?
—Sar Lantal quiere hablar con los dos, cuanto antes —la miro y veo preocupación en sus ojos—. Está más nerviosa que nunca. Creo que algo no va bien...

3 comentarios :

  1. Cómo me encanta leer, me da a mi que este es un buen sitio. Soy Quejica, y como hoy el twitter está tonto, te escribo por aquí. Me he hecho fan incondicional de tus dos blogs, y espero poder pasarme por aquí a leerlos de pe a pa, que si @mrepolo los recomienda tienen que estar bien. Yo también te voy a recomendar, y si quieres pasarte por mi blog, serás bienvenido. Saludos!

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  2. Oye, y para cuándo el siguiente? Quiero saber qué le pasó a Zarog y qué era esa cosa que llevaba!!! Ya me lo he leído todo, espero que con el paso de los capítulos pueda entender mejor lo de las fases, el destino, llegar al fin y todo eso. Enhorabuena por este blog, es una historia interesante. Por cierto, viendo esta historia te paso un enlace que te puede interesar sobre un concurso de relatos: http://fantasticscertamenmicrocuento.blogspot.com/2011/09/2-certamen-de-microcuento-fantastico.html

    Si te animas avísame, yo te apoyo :D Saludos!

    Quejica
    http://soyquejica.blogspot.com

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  3. Muchas gracias, Quejica :D

    Pues esto superando una pequeña gran gripe, pero espero tener preparado el siguiente acto (último del Primer Capítulo) la semana que viene ;)

    Y sí, poco a poco se irán resolviendo los distintos misterios.
    Por supuesto, si hay algo que no queda claro durante la historia o hay errores de continuidad podéis comentarlo por aquí; yo gustoso contestaré :)

    ¡Un saludo!
    Álvaro F.

    PD: ¡Gracias por el link del certamen! Me lo pensaré :)

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