viernes, 1 de julio de 2011

Primer Capítulo: Los Nuevos Moradores (Lar Sóntur)

Espero agazapado, intentando permanecer lo más quieto y en silencio posible. El segundo grupo tiene que estar al llegar, tras explorar la zona norte del río y asegurarse de que ningún peligro nos espera a ese lado. En la vertiente sur, desde luego, no lo hay. La arboleda es incluso más densa, lo que nos permitiría avanzar con seguridad. Eso también supuso mirar árbol a árbol, para evitar sorpresas. Pero todo estaba en orden. Sólo quedaba esperar a los demás, volver y decidir con los Viejos los siguientes pasos a dar.

Están tardando mucho, ¿no? oigo a mis espaldas.
—¡Silencio! Quedaos lo más quietos posibles y cerrad la boca. No quiero ni un sólo movimiento hasta que haya comunicación.

Pero tienen toda la razón. Se están retrasando, y en ningún caso eso puede ser bueno. Cierro los ojos e intento tranquilizarme; llenarme de paciencia.

—Quizás hubo un derrumbe y hayan caído algunos al río...
—¡O puede que los sorprendieran unos Theras!
—¡Maldita sea! Si no os calláis seremos nosotros a quienes sorprendan y devoren.

No hace falta decir nada más. La simple idea de enfrentarse a ellos hace temblar a casi cualquier Sóntur, y consigo al fin que se queden en silencio. Lo necesito ahora, para pensar y decidir. 
Si bien las órdenes eran claras, de esperarse los dos grupos y volver juntos, la situación empieza a ser algo preocupante; y no querría que esa sensación llegase también al resto de los nuestros en el campamento.

—Maren.
¿Sí, Nalûk?
—Guía al grupo de vuelta. Diles que acabamos mucho antes de lo esperado y que fui en busca de los otros, bordeando la fuente para poder explorar de paso ese lado. Pero no cuentes nada que pueda alarmarles, ¿de acuerdo?
—Sabes que eso es una locura, y que ni debo ni quiero permitírtelo. No voy a dejar que vayas sólo hasta el otro lado del río.
—Maren... Tengo que acercarme para saber con certeza si ha ocurrido algo o no. Y necesito a alguien que guíe al resto de forma segura al campamento; y eso sólo lo puedes hacer tú. Tranquila, tendré mucho cuidado.

Me mira con una mezcla de preocupación y enfado, pero acepta. Sabe que, en realidad, tengo razón. O incluso que nada de lo que pueda decirme hará cambiar mi parecer. Así que resignada se gira, emite un leve silbido agudo y todos se ponen en marcha, de regreso. Yo, en cuanto veo desaparecer la última de sus colas me giro, recojo mi capa y mi lanza del suelo y busco el camino hacia el río.

En verdad, me sabe mal haberle dado órdenes. Precisamente a ella, cuyo cariño hacia mí adivino incluso mayor del que le profeso yo. Pero la Vieja me había asignado para encabezar ese grupo, y en verdad creo que esto es lo mejor para nosotros. Maren los llevará a salvo, y yo encontraré al resto antes de que la noche (o peor aún, un Theras) se me eche encima. 
Los Theras... Si de verdad existe una especie que predomine sobre los demás han de ser ellos, sin duda. Enormes bestias de garras afiladas y dientes desmesurados ávidos de carne, hueso y sangre. Y esa irracional predilección por los Sóntur... No les podemos hacer frente ni por tamaño ni por fuerza, y en cuanto notamos su presencia debemos de huir con rapidez. Afortunadamente, no son más rápidos que nosotros, y definitivamente les podemos vencer con astucia. Pero para ello hay que ser muy valiente, y ninguno de los Sóntur osamos hacerles frente... salvo uno: mi estimado Yared.

Pensando en cómo podré cruzar el río llego al borde de un precipicio, a cuyos pies corre veloz el agua. Por fortuna compruebo que no me será difícil llegar al otro lado, ya que numerosos árboles caídos (seguramente por la tormenta que llegamos a escuchar hace unos días) unen ambos barrancos. Me aseguro de que no haya peligro a mi alrededor y cruzo rápidamente por el tronco más cercano, buscando refugio nada más alcanzar la orilla norte. Río cruzado; ahora "sólo" queda encontrar al resto... 
Me agacho e intento encontrar un rastro en el suelo, ya que si bien los árboles son nuestra principal protección preferimos andar por suelo firme cuando vamos en grupos pequeños. Y, una vez más, tengo suerte: entre la hierba se cuela un olor que conozco muy bien, familiar. Y que me ruboriza. Trepo por el árbol más cercano (no pienso arriesgarme, yendo yo solo) y avanzo en dirección noreste, con el recuerdo del olor aún impregnado en mi mente.

A decir verdad estoy cansado. Harto de esta vida que nos ha tocado, de ser lo que soy. De tener que estar todo el tiempo en marcha, un pueblo nómada, de aquí para allá. Como si buscásemos algo incesantemente, aunque nadie haya hablado nunca de eso. Harto de ser un Sóntur, y que mi futuro dependa de un destino ya fijado en el día del Fin. Tiene que haber algo más en esta vida, algo más en Cohntinua. Algo que lo detenga todo y me permita vivir esto a mi ritmo, a mi manera... Pero eso es imposible.
Sumido en pensamientos estúpidos e inútiles llego de repente a un claro del bosque, donde el olor se intensifica. Compruebo con precaución la zona y no tardo en encontrar algo que explica el rastro: una capa. Y es de los nuestros, está claro. No sólo porque lleva pintado nuestro símbolo (tres trazos formando un ciclo interrumpido por una marca, el "Fin"; y dentro tres formas curvas que, en su conjunto, hacen que el símbolo se asemeje más bien a nuestro rostro), sino porque sé de quién es. ¿Pero qué hace ahí tirado? ¿Dónde está el resto? ¿Le habrá pasado algo... a Xanti?

Un chasquido me saca inmediatamente de la preocupación y me pone en alerta. Hay alguien, observándome, a mí derecha. Me giro y enfoco unos arbustos quietos, en los que está de seguro escondido. El instinto de supervivencia toma el control de mi cuerpo, haciéndome sacar las uñas y encendiendo mi cristal de un color rojo amenazante...

¡¿Quién está ahí?! Vamos, ¡da la cara! No te tengo miedo le miento.

Y entonces, a la par que los arbustos comienzan a moverse, escucho un silbido alegre que bien podría parecerse a una risa burlona. Eso, y el hecho de ver de repente una luz verde estableciendo comunicación conmigo hace que me relaje.

—Maldito seas... digo sonriente, mientras veo a Yared entrar en el claro del bosque.





2 comentarios :

  1. Nooooo!!! Ya se acabó??? Quiero más!!!
    Como estuviste una semana sin actualizar, pues te toca doble!!! jijiji

    ResponderEliminar
  2. Jaja, estimo que el ritmo de actualización será de un acto por semana, ya que no tengo tiempo para más...

    Pero bueno, decir que la siguiente ya está en marcha ;)

    ResponderEliminar