viernes, 24 de junio de 2011

Prólogo - La vida en Cohntinua

Primero llega el "Resurgir". Los pocos que quedan, convertidos en Sar Sóntur (o Viejos Moradores), se levantan mirando al cielo y lloran el dolor que llevan dentro. Después se ponen en marcha, para empezar todo una vez más. Saben que la vida tiene que volver a inundar el mundo, y no hay tiempo que perder. El margen es escaso hasta que el clima cambia drásticamente, imposibilitando la generación de nuevos miembros: los Nuevos Moradores. O, haciendo honor a la Anterior Lengua, los Lar Sóntur.

Los mismos que durante el "Desarrollo" tendrán que crecer y aprender todo lo que puedan de sus progenitores, para así poder sobrevivir a lo que ocurrirá más adelante. Serán años de largas travesías y experiencias vitales. De relatos y enseñanzas junto a la hoguera, intentando combatir el punzante frío. De la vida salvaje en toda su crudeza.
No todos lo conseguirán; ni se espera. Es más bien obligatorio, necesario, que sólo los más fuertes sigan adelante.

Y así comienza el "Declive". La decadencia. Del mundo y de la vida. Incluso de los ya ancianos y decrépitos Sar Sóntur que se dejan llevar, esperando el final. Son conscientes de que no podrán volver a sobrevivir: su momento ya ha pasado. Ahora es tiempo de los Nuevos, que sienten llegar el día para el que se han estado preparando tanto tiempo. Son los últimos años del ciclo, donde todo se resquebraja y precipita hasta que llega el fin...

El "Fin". "Eso" que termina con todo. Algo que, de una u otra forma, barre con la práctica totalidad de seres que habitan el mundo, quedando contadas criaturas de cada especie (y a veces, ni eso). Como la última vez cuando, según los Viejos, la estación del Declive fue haciéndose más y más calurosa, hasta que el cielo se llenó de llamaradas y el fuego se extendió por doquier.



Tres estaciones y un repentino final. Un ciclo de ciclos. Con sus orígenes y sus extinciones. La vida y la muerte. Todo eso es Cohntinua...
Mas los Lar Sóntur no tienen miedo...



 No tenemos miedo...



Mi nombre es Lar Nalûk, y hoy es el penúltimo día del último año del Desarrollo.

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